Canciones que recorren las calles, nostalgias y amores de una ciudad hecha melodía.

Capítulo I

La verdad es que no recuerdo muy bien ni la fecha, ni la hora exacta en que lo escuché por primera vez. ¿Fue el 25 de abril?, ¿El 27? ¿Fue días después? No sé, recordar fechas nunca se me ha dado bien. Sí, me acuerdo con exactitud que había entrado la noche, y con ella el espacio para poder revisar algunos mensajes de WhatsApp y notificaciones de Instagram. Estando en esas, entré en la sección de explorar y me encontré con un reel que llamó mi atención de inmediato y me tomó por sorpresa. Este reel anunciaba que la canción “Una Flor” estaba disponible en todas las plataformas digitales. De inmediato, corrí a prender mi PC, conecté los parlantes con una mezcla de emociones: expectativa, sorpresa y emoción. Yo había estado esperando el lanzamiento de esta canción desde hace unas semanas. Puse en silencio mi celular, abrí mi Spotify y tecleé en su buscador “Una flor” y apareció el nombre del cantautor. No me fijé en la carátula del sencillo, solo quería escuchar la canción, así que le di Play  

En los primeros 8 segundos del tema, se escucha un par de bongos haciendo un patrón rítmico de son cubano, que después acompaña una guitarra eléctrica con una digitación que empieza en los bajos, y que con el transcurrir de los segundos se transforma en un arpegio ejecutado en las cuerdas agudas que se adhiere muy bien a la percusión. Apenas escucho este arreglo, de un recuerdo “Me voy”, canción lanzada en el año 1999, bajo el sello disquero Musart.  Mientras suena percusión y guitarra, en el segundo 19 escucho la primera estrofa. 

Me encontré una flor

Fue en la ruta para Isla Morada, si mal no recuerdo

No tenía color

Pero todavía no marchitaban sus pétalos negros

Quien la interpreta, posee una afinación precisa. Su voz es aterciopelada, acaricia y navega entre las notas de manera serena, controlada y tranquila. Su voz es inconfundible, transmite paz, al menos eso es lo que aseguran sus fans cuando lo oyen cantar. Es un compositor bogotano, toca la guitarra, el piano y cuenta con una trayectoria musical de 32 años. Tiene el rango vocal de un tenor, lo cual le permite llegar a notas altas y rasgadas que en ocasiones recuerdan su primera etapa como vocalista de una banda de rock en los 90. Es de los pocos artistas en Colombia que ha llenado 5 fechas seguidas el Movistar Arena de Bogotá. También, ganó 4 veces el Latín Grammy. En la industria musical es respetado, admirado y considerado como uno de los más grandes referentes de la música en los géneros pop, bolero, tropi pop y balada romántica. En pocas palabras, quien interpreta “una flor” es un maestro.

A nivel de letra, esta es una canción muy personal para él: habla de un amor del pasado. Una mujer que llega a la vida de Andrés, algo malherida y maltrecha. Llegó como una flor marchita y con el pasar del tiempo ella se llenó de luz, floreció y después se fue con otro, dejando a Cepeda devastado.     

RC-¿Te gusta que te digan, maestro? Pregunta Roberto Cardona, conductor de los Impresentables de los 40 principales.

AC-No, no, no. Contesta Andrés y añade: Andrés me gusta más

RC-Bueno maestro, Bienvenido a impresentables. 

AC- ¡ja, ja, ja! ¡Tan querido, divino! Jajajá

RC- ¿Por qué no te gusta que te digan, maestro?

AC-Porque maestro es solo el burro que lo mete sin las manos. Sentencia mientras toma un sorbo de café

RC-Te amo

VT- Muy bien, afirma Valentina Taguado apoyando lo que dijo Andrés

RC- ¿Por qué no has escrito eso en una de tus canciones? Ja, ja, ja

AC-Es subliminal, ja, ja, ja

RC-Perdón, aprovecho y digo eso: así como, por ejemplo, la gente le achaca a Juan Luis Guerra que fue capaz de decir: quisiera ser un pez para mojar mi nariz en tu pecera. ¿Tú has camuflado mensajes así frenteros en eso?

AC-Yo creo que sí, déjame ver……… Se queda pensando. 

RC, por ejemplo, esa parte que quitaste de carpintero para clavarte toda la noche, ja, ja, ja, ja, ja. 

AC-Esa nos tocó editarla

RC-Pero por ejemplo, algo así que hayas metido dentro de tus canciones

AC-No, pero si  hay una cosa que hacemos con frecuencia con los músicos en los ensayos y es alterar la letra de las canciones, eso sí nos gusta mucho, no todas las podríamos mencionar aquí al aire, pero si nos gusta jugar con rimas parecidas a las de las canciones y a veces nos pasa que en los conciertos se nos escapa una que otro de esos inventos.

RC-¿y te ha pasado como en un concierto que digas eso?

AC-Sí, pero son cosas irrepetibles, no podemos contaminar las ondas radiales con eso ahorita

RC-Aighhhh. Bueno, es Andrés Cepeda que está hoy con nosotros. Si la gente tiene preguntas, Pipe, que las deje a través del 316 512 8000 o que nos escriba. Estamos muy contentos de tener hoy a Andrés Cepeda con nosotros.

AC-Muchas gracias.

Al terminar de escuchar “Una Flor”, solo pude mirar al monitor, sonreír y pensar varias cosas:  ¿Qué acabo de escuchar? ¿Hay algo que este par de manés no hagan bien? La verdad es que me encantó el tema y sabía que una escucha no era suficiente para descifrar la riqueza artística de esta canción. La puse dos o tres veces más, antes de darme cuenta de que “Una Flor” solo era la punta del iceberg y  que  encabezaba la lista del nuevo proyecto musical de Andrés Cepeda, el cual contiene 11 canciones, las cuales se liberaron y ya están disponibles para ser escuchadas en su totalidad, lo que me emocionó aún más y sirvió como excusa para quedarme despierto hasta la madrugada. 

  Capítulo II

Bogotá fue el nombre que escogió Andrés para el título de su decimoquinto álbum de estudio. Fue grabado el 80% en los estudios Henson en Los Ángeles y en Audiovisión, ubicado en Bogotá, el 20% restante. La producción de este álbum estuvo a cargo de Andrés Torres, Mauricio Rengifo, y el propio Cepeda. 

“La idea era hacer un álbum que le hiciera homenaje a toda la carrera musicalmente hablando de Cepeda, pero también saber que esa música salió de Bogotá. Al llamar el álbum Bogotá, queríamos un poco ir a las raíces, de por qué él empezó a hacer música, de cómo la hacía, de qué era lo que escuchaba en ese momento. Ya veníamos trabajando con él desde hace rato y queríamos hacerle un álbum como dos fans. Poder hacer un homenaje a tu artista favorito, pero trabajando con tu artista favorito. Afirma Mauricio Rengifo”

Normalmente, cuando se produce un álbum, lo primero que sucede es la composición de las canciones y a su vez la creación de la música. Después, se graba, se mezcla y, por último, se le pone el nombre al álbum, pero en esta ocasión no sucedió así. Primero, Andrés escogió el título del disco desde el anhelo de cantarle a su ciudad, de homenajear a sus memorias en Bogotá y, después, junto a los productores, se lanzó a componer letra y música. Producir este álbum para Andrés fue un proceso de introspección en el que se encontró con que hay una cantidad de historias de su vida que no había contado, o porque le dolieron mucho, porque no se acordaba, o porque le daba vergüenza.  

Como ejercicio de inspiración, Andrés salió a recorrer las calles de Bogotá y se encontró con que muchos de sus rincones cuentan historias íntimas y personales que lo atraviesan. La primera canción del disco fue inspirada en los recuerdos de su infancia junto al amor y la ausencia de su madre. Lo primero que hizo Andrés para componer esta canción fue salir a las calles que recorrió con su mamá cuando era pequeño. Por cosas de la vida, el cantautor tuvo la oportunidad de comprar la casa donde vivió con sus papás cuando se casó con su esposa, Eliza.

”Regreso a casa. Claro, salgo a la calle y reconozco mi calle y estoy en este proceso de descubrir el álbum y la primera impresión es esa calle. Entonces hay una canción en el álbum que se llama Bogotá y que habla de mi niñez, donde dice que vuelvo a esa calle, encuentro la casa, ellos ya no están, mi madre no está y zas: ¿Quieres hablar de amor? Ese fue tu primer beso, el de tu mamá, y nace esta canción, “Bogotá, que es preciosa”

Bogotá volvió a llover

Bogotá volvió a doler

Porque sin tu amor, no valgo un peso

Y aunque no te pueda ver

Porque es parte del proceso

No se olvida a la que te dio el primer beso

Para Andrés Cepeda, Bogotá no solo es la ciudad donde nació. También es la ciudad de sus amores y suspiros. Creció y caminó entre sus cuadras cubiertas de pavimento junto a su papá, mamá y sus cinco hermanos, de los cuales él, es el menor. En su casa, siempre hubo música y arte. Su papá, tocaba el violonchelo. Arquitecto de profesión, pero músico de corazón. Su mamá tocaba el tiple, su hermano mayor estudiaba para ser maestro de piano y su abuelo, por parte de papá, tocaba el tiple. Por parte de su familia materna, la música andina era protagonista en sus reuniones. Esto hizo que Cepeda desde los 4 años tocara el piano y se interesara por la música.

En el colegio, los primeros años, Andrés era un estudiante aplicado al que la aritmética no se le daba bien, amaba las ciencias sociales, las humanidades y obviamente la música, pero su vida estaba atravesada, como diría el cantautor: “Por una tartamudez muy marcada y profunda”. Esto hizo que la primaria fuera una etapa difícil para él, pues sus compañeros le hacían bullying por su tartamudez y su apellido. 

“Hacían muchas bromas con mi apellido, pero de alguna manera eso me endureció un poquito el cuero, pero al mismo tiempo decía: aquí hay un problema de comunicación grande, y empezamos a trabajar con una fonoaudióloga que era la hija de uno de los vecinos de donde vivíamos y empezó a tratarme con ejercicios de respiración y de lectura y me dijo: ya que estás estudiando piano hagámoslo que cante y que se acompañe con el piano, porque el canto es un gran ejercicio para que el cerebro encuentre otros mecanismos de conexión y es una terapia para la tartamudez.  Aseguró el cantautor en la entrevista con Isabel Lascaruin, integrante del trío musical Pandora”  

                                    Capítulo III

Bogotá, no solo vio los inicios de Andrés como cantante, también empezó a componer como terapia para superar la tartamudez, sin imaginarse que esto lo llevaría lejísimos. Durante la secundaria, junto a sus amigos: Juan Gabriel Turbay, Gustavo Gordillo, Freddy Camelo y Cesar López, formaron una banda llamada Poligamia que los llevo a pegar en las emisoras Bogotanas de rock con tan solo 15 y 16 años. Por esta época, Andrés ya se graduaba del colegio y el salón Rojo del hotel Tequendama, ubicado en el centro de la capital, fue testigo de una de las noches más importantes e inolvidables de su vida: La ceremonia de su graduación.  Cepeda, a través de una canción incluida en su nuevo trabajo discográfico, decidió homenajear este momento.

“En el salón rojo se celebraban las fiestas de grado, los proms de los colegios, las graduaciones y nosotros teníamos la costumbre en el colegio que cada prom escogía su canción  y ese tema se cantaba a media noche. La canción de mi prom fue cariñito, que en ese momento ya era un clásico de la cumbia que venía siempre en diciembre y hacía parte de las festividades. Cualquier colombiano te la canta de arriba a abajo, y yo dije: voy a grabar cariñito como parte de esta experiencia Bogotana.

                          Aaayyyyyy maldita flor tu ingrato amor me va a matar

dooos tragos de ron y una canción para olvidar.

                               Lloro, por quererte, por amarte, por desearte

Lloro, por quererte, por amarte y por desearte 

Cuando ya se iban a meter al estudio a grabar, empezaron a pedir los permisos y se dieron cuenta de que la canción no era colombiana como se creía. Esto llevó a entender a Cepeda la transversalidad de la cumbia. Así que para esta canción, parte del álbum Bogotá, el cantautor pensó que sería una gran idea hacer dueto con la agrupación mexicana: Ángeles Azules. Andrés tocó su puerta, a lo que le dijeron que sí.  Revivieron este clásico latinoamericano de origen peruano, compuesto por Ángel Aníbal Rosado, el cual lanzaron el 10 de octubre del 2024. 

Junto a Poligamia, Andrés estuvo durante 9 años en los que firmaron un contrato discográfico con Sony Colombia, grabaron 4 discos, hasta que por intereses individuales en 1998 cada integrante tomó la decisión de buscar otros caminos, lo que dejó a Cepeda algo perdido y confundido.

A partir de allí, cambiaron las cosas para Andrés, después de una crisis a sus veinte años, en la que no quería saber nada de la música, al menos como artista, sin buscarlo ni imaginarlo, y a regañadientas en 1999 lanzó como solista su primer álbum titulado sé morir, el cual dio inicio a una serie de 15 proyectos discográficos de estudio exitosos y otros formatos en vivo, como por ejemplo: Andrés Cepeda: Big Band, Andrés Cepeda en Tablas, Sal de La Tierra, Guitarra y voz, La Voz Colombia y la voz Kids. 

Hoy, Andrés Cepeda, o como le dirían sus fans: Crespí, lindo, maestro, teso, trabaja en diversos proyectos musicales. Hace un mes, dio inicio a una serie de shows en vivo, llamados Andrés Cepeda: Big Band, en el teatro mayor Julio Mario Santo Domingo. También, por medio de su red social Instagram, anunció su gira nacional titulada como su nuevo álbum, el cual revoluciona la industria musical colombiana y que no solo habla de su corazón y de lo que siente por la capital. También, es una cartografía sentimental y genuina de sus buenas y malas memorias en la ciudad, que comparte con sus fans para que lo hagan propio. Este trabajo discográfico es muy personal y se convierte en un homenaje a su ciudad, a la de mañanas y noches caóticas, a la que abre sus puertas a todo aquel que llega, a esa misma que poco se le canta y mucho se le señala, a la que patrocina sueños vespertinos, a esa que se llama Bogotá. 

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